Era un fin de semana normal en la ciudad, iba junto con mis hermanos caminando por el centro a comprar unas cosas que mi madre nos pidió, sin proponérmelo, pase por fuera de la famosa casa araña, era una casa antiquísima, que según cuentan los libros de historia, fue la primera casa señorial de la ciudad. Esa casa siempre me había causado curiosidad, tenía un aura casi mágica, que atraía, pero que siempre permanecía cerrada y misteriosa, guardando para sí toda su historia y sus secretos.
Ese día, fuera de la casa había mucha gente, y las
puertas estaban abiertas, ¡¡¡ABIERTAS!!! no podía creer en la buena suerte que había
tenido de estar ahí en ese momento, no podía perder la oportunidad de entrar, era
la primera vez que estaba abierta en por lo menos 20 años! Así que casi sin
pensarlo, me acerque a investigar.
El costo era alto, era muy caro, por suerte, tenía el
efectivo necesario para las entradas mía y de mis hermanos, tomando como préstamo
el dinero de las compras que mi mama me había dado, y aunque no todos mis
hermanos estaban de acuerdo, compre las entradas y esperamos nuestro turno para
entrar.
Estábamos esperando en el pórtico de la casa, el cual
era enorme, hecho de piedra negra, pero no estaban pintadas, era su color
natural, además, eran tan perfectas que parecían talladas a mano, cada una
estaba perfectamente colocada y no se veía ningún tipo de argamasa que las
uniera, sin embargo, los muros que formaban eran muy sólidos y resistentes. En
la parte central del pórtico, estaba una puerta doble, enorme, de madera muy
gruesa y de un color gris muy obscuro, al mirarla de cerca, tenía unos símbolos
tallados en ella, parecían muy viejos y eran muy extraños, era la puerta
principal, y a cada orilla del enorme pórtico, estaba una puerta secundaria,
eran mucho más pequeñas que la principal y mucho menos llamativas.
Se hacía tarde y no había visto salir a ninguna
persona de las que habían entrado, llevábamos mucho rato esperando, y mi mama debía
estar preocupada, estuve a punto de salir de la fila y regresar a casa, pero
justo en ese momento, llamaron al grupo donde estábamos, la puerta principal de
abrió de par en par y entramos.
Nada más al entrar y ver la casona quedabas impresionado,
la estancia era enorme, estaba alfombrada de un mullido terciopelo rojo, el
recibidor tenía unos 20 mts de frente y unos 10 de altura, del techo colgaban
al menos 10 arañas de tamaños y formas extrañas, la pared principal estaba
llena de ventanales desde el suelo hasta el techo, todos ellos cubiertos de
pesadas cortinas de terciopelo negro, todas las paredes estaban recubiertas de
madera clara y en ellas había muchísimas repisas sobre las que había figurillas
talladas en bronce sucio y gastado, representaban a dioses y demonios antiguos,
en poses muy diversas que vistas en conjunto creaban una escena completa de la
eterna pelea del bien contra el mal.
El guía del grupo, comenzó a contarnos la historia de
la casa, su construcción concluyó en el siglo V y siempre había pertenecido a
la misma familia, ellos habían hecho prosperar el lugar con la explotación de
la mina. La casa tomaba su nombre "la casa araña" de los dichos
locales, porque en todas las estancias de la casa había al menos una araña de
techo todas ellas traídas de distintas partes del mundo, dando a la casa un
toque único y perturbador, pero a la vez fascinante.
Seguí observando todo con detalle, como si quisiera
que cada imagen permaneciera en mi mente hasta después de morir, y fue tanta la
concentración que dedique a mi observación que no me di cuenta cuando el guía
del grupo desapareció de la vista.
Era la primer estancia en la que entrabamos y no me
había decepcionado, pasados unos minutos, el guía reapareció, pidió que nos reuniéramos
cerca de uno de los muros y presiono con fuerza una de las tablas, eso abrió
una puerta oculta y la ovación de sorpresa de los presentes.
El guía nos invitó a pasar a la siguiente habitación
con una ligera reverencia, esa habitación carecía por completo de ventanas, y parecía
mucho más un pasillo grande ya que era muy alargada, esta también estaba
alfombrada de terciopelo rojo, y las arañas del techo proporcionaban una luz
muy amarilla y cálida, pero la temperatura ahí dentro era fría y se sentía una
vibra extraña.
E llena de pedestales de mármol blanco, y sobre cada
uno de ellos había un busto, nos explicó el guía, que cada uno de ellos
representaba a un miembro de la familia, desde el inicio de esta, los bustos en
si no eran lo que llamaba la atención ni creaba el ambiente tenso, sino más
bien la representación de ellos, se veían en poses y rictus de sufrimiento
eterno, daba escalofríos solo de verlos, pero a la vez era muy difícil dejar de
míralos, nuevamente, el guía desapareció por unos momentos, y de nueva cuenta,
no había puerta a la vista.
Cuando el guía reapareció, escuche una voz de mujer en
que provenía del radio que colgaba de su cinturón, la voz repetía que el grupo
numero 1 había terminado el recorrido sin problemas. El guía se acercó al busto
del padre fundador de la casa, lo tomo de la cabeza y la jalo hacia atrás, eso abrió
una nueva puerta en la pared, al fondo de la estancia. Fue en este punto, que una
persona el grupo pidió salir, el guía la miro me manera amenazante, pero le
hablo de manera cortes argumentando que no había más que una salida una vez
pasando de la primera estancia, y esa salida se encontraba al final del
recorrido. Nadie dijo nada más, de nuevo el guía hizo una reverencia y nos invitó
a pasar a la siguiente habitación, la sensación grupal ya no era de interés, sino
más bien de preocupación y miedo.
Esta habitación era más grande que ninguna otra que
hubiera visto, se asemejaba mucho a un pabellón de prisión, y en los huecos
donde debería haber celdas, estaban convertidas en una especia de nichos que
invitaban a descansar en ellos, la cantidad de arañas en esta estancia era
imposible de contar y su luz roja, creaban una sensación de agobio que,
combinada con las emociones anteriores, se potencializaba en todo el grupo.
En esta parte del recorrido, había paredes dobles que dividían
el espacio que debió ser un patio enorme, de estas, colgaban muchísimos cuadros
y fotografías de personas que me parecían vagamente familiares, al poner un
poco más de atención en ellas note que eran las personas de los bustos, pero en
las pinturas los detalles eran más obvios, todos ellos eran las mismas
personas, en diferentes épocas, pero las mismas, la fotografía que mas llamó
nuestra atención fue, la del guía del grupo!
Lo buscamos con la vista, mientras deambulábamos por
el lugar, mis hermanos y yo juntos, sin lograr ubicarlo, fue entonces que
comenzamos a buscar una salida de ese extraño lugar, notamos que había una puerta
detrás de una gran pintura, y pensando que podía ser una salida la abrimos, dentro
todo estaba lleno de polvo, había un pequeño sofá y algunos libros antiquísimos,
cerramos la puerta y comenzamos a hojear los libros.
Estaban escritos en un idioma extraño, los símbolos
eran muy parecidos a los que estaban tallados en la puerta de entrada, no
logramos ver más porque la luz se apagó dejándonos en completa oscuridad, se
escucharon gritos fuera, seguidos de un tenso silencio seguido de ruidos y
gruñidos horribles, gritos y completo caos.
Nos juntamos dentro del pequeño espacio de manera
instintiva, no veíamos nada en esa obscuridad, pero sentíamos que temblábamos,
aun así, logramos permanecer callados y muertos miedo.
Fuera seguía escuchándose un caos de personas
corriendo y gritando sin dirección, cosas que se rompían cosas y caían al piso,
o se estrellaban contra las paredes, pero mas alto que todo eso, sonaban
gruñidos como de animales salvajes y hambrientos, uno de ellos justo fuera de
la puerta donde nosotros no encontrábamos. Nos apretamos aun mas y nos pusimos
tensos, pero ninguno de nosotros hizo ningún ruido que nos delatara, y eso fue
muy acertado en ese momento.
Cuando ya no hubo más ruidos afuera, encendí la
lampara que siempre traía en la bolsa y abrimos un poco la puerta, salimos
tomados de la mano y comenzamos a caminar en busca de una salida, dimos vuelta
por un pasillo, y al enfocar la luz de la lampara vimos el fondo del lugar, ahí
aparecieron unas figuras muy extrañas, grises de pies a cabeza, más parecidas a
sombras, con forma humanoide pero demasiado largas para que fueran humanos, las
orbitas de sus ojos vacías y las fauces completamente abiertas, tenían manchas
de sangre por todos lados, y llevaba algo en las garras, una persona, pero
estaba muerta y la llevaban arrastrando hacia uno de los nichos.
Por suerte, y al parecer, esas cosas eran ciegas, ya
que no dieron cuenta de la luz que proyectaba la lampara, con todo cuidado
caminamos hacia el fondo de la sala, cuando llegamos ahí todos nos pusimos a
palpar las paredes como locos imitando al guía en las salas anteriores, la batería
de la lampara fallo y volvimos a quedarnos en completa obscuridad.
No se si fue un golpe de suerte, pero justo después escuche
la voz del guía que por radio avisaba, que nuestro grupo había concluido el
recorrido, acto seguido, los gruñidos terminaron y las luces se encendieron.
Seguimos buscando con desesperación y con el mayor sigilo que podíamos, para
que nadie escuchara que seguíamos ahí, y vivos.
Una de mis hermanas se dejó caer al piso mientras se
mesaba los cabellos, parecía que estaba a punto de quebrarse y ponerse histérica,
sin querer, con su codo movió una pintura que estaba baja, casi a Raz del piso,
y escuchamos un clic saltando una de las tablas de la pared.
Mi hermano jalo la tabla y detrás había un picaporte,
lo giro y una puerta se abrió, sin pensarlo 2 veces, entramos y cerramos detrás
de nosotros, en ese lugar no había luz, así que avanzamos tanteando las y tanteando
las paredes, estaba polvoriento y lleno de telarañas, parecía que había pasado muchísimo
tiempo sin que nadie lo utilizara, seguimos caminando uno detrás de otro hasta
llegar al final.
Había una puerta, tratamos de abrirla y se atoro, mi hermano la empujo con el hombro y finalmente se abrió, ahora estábamos en un patio, por fin luz y aire libre, escuchamos los ruidos de la calle, encontramos unas escaleras, subimos llegamos a la parte alta de la barda de pierda negra, sin pensarlo dos veces, saltamos de la barda a la banqueta y salimos corriendo de ahí. juramos que nunca hablaríamos con nadie más de lo que había pasado en la casa araña, hasta el día de hoy, 20 años después que la casa abría sus puertas para alimentarse una vez más.
Fin.
** Este cuento es de mi autoria, no ha sido tomado de ningún otro sitio y/o autor **
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