miércoles, 27 de mayo de 2020

La casa Araña

Un cuento de miedo, curiosidad y muerte... Una verdadera pesadilla claustrofóbica

Era un fin de semana normal en la ciudad, iba junto con mis hermanos caminando por el centro a comprar unas cosas que mi madre nos pidió, sin proponérmelo, pase por fuera de la famosa casa araña, era una casa antiquísima, que según cuentan los libros de historia, fue la primera casa señorial de la ciudad. Esa casa siempre me había causado curiosidad, tenía un aura casi mágica, que atraía, pero que siempre permanecía cerrada y misteriosa, guardando para sí toda su historia y sus secretos.

Ese día, fuera de la casa había mucha gente, y las puertas estaban abiertas, ¡¡¡ABIERTAS!!!  no podía creer en la buena suerte que había tenido de estar ahí en ese momento, no podía perder la oportunidad de entrar, era la primera vez que estaba abierta en por lo menos 20 años! Así que casi sin pensarlo, me acerque a investigar.

El costo era alto, era muy caro, por suerte, tenía el efectivo necesario para las entradas mía y de mis hermanos, tomando como préstamo el dinero de las compras que mi mama me había dado, y aunque no todos mis hermanos estaban de acuerdo, compre las entradas y esperamos nuestro turno para entrar.

Estábamos esperando en el pórtico de la casa, el cual era enorme, hecho de piedra negra, pero no estaban pintadas, era su color natural, además, eran tan perfectas que parecían talladas a mano, cada una estaba perfectamente colocada y no se veía ningún tipo de argamasa que las uniera, sin embargo, los muros que formaban eran muy sólidos y resistentes. En la parte central del pórtico, estaba una puerta doble, enorme, de madera muy gruesa y de un color gris muy obscuro, al mirarla de cerca, tenía unos símbolos tallados en ella, parecían muy viejos y eran muy extraños, era la puerta principal, y a cada orilla del enorme pórtico, estaba una puerta secundaria, eran mucho más pequeñas que la principal y mucho menos llamativas.

Se hacía tarde y no había visto salir a ninguna persona de las que habían entrado, llevábamos mucho rato esperando, y mi mama debía estar preocupada, estuve a punto de salir de la fila y regresar a casa, pero justo en ese momento, llamaron al grupo donde estábamos, la puerta principal de abrió de par en par y entramos.

Nada más al entrar y ver la casona quedabas impresionado, la estancia era enorme, estaba alfombrada de un mullido terciopelo rojo, el recibidor tenía unos 20 mts de frente y unos 10 de altura, del techo colgaban al menos 10 arañas de tamaños y formas extrañas, la pared principal estaba llena de ventanales desde el suelo hasta el techo, todos ellos cubiertos de pesadas cortinas de terciopelo negro, todas las paredes estaban recubiertas de madera clara y en ellas había muchísimas repisas sobre las que había figurillas talladas en bronce sucio y gastado, representaban a dioses y demonios antiguos, en poses muy diversas que vistas en conjunto creaban una escena completa de la eterna pelea del bien contra el mal.

El guía del grupo, comenzó a contarnos la historia de la casa, su construcción concluyó en el siglo V y siempre había pertenecido a la misma familia, ellos habían hecho prosperar el lugar con la explotación de la mina. La casa tomaba su nombre "la casa araña" de los dichos locales, porque en todas las estancias de la casa había al menos una araña de techo todas ellas traídas de distintas partes del mundo, dando a la casa un toque único y perturbador, pero a la vez fascinante.

Seguí observando todo con detalle, como si quisiera que cada imagen permaneciera en mi mente hasta después de morir, y fue tanta la concentración que dedique a mi observación que no me di cuenta cuando el guía del grupo desapareció de la vista.

Era la primer estancia en la que entrabamos y no me había decepcionado, pasados unos minutos, el guía reapareció, pidió que nos reuniéramos cerca de uno de los muros y presiono con fuerza una de las tablas, eso abrió una puerta oculta y la ovación de sorpresa de los presentes.

El guía nos invitó a pasar a la siguiente habitación con una ligera reverencia, esa habitación carecía por completo de ventanas, y parecía mucho más un pasillo grande ya que era muy alargada, esta también estaba alfombrada de terciopelo rojo, y las arañas del techo proporcionaban una luz muy amarilla y cálida, pero la temperatura ahí dentro era fría y se sentía una vibra extraña.

E llena de pedestales de mármol blanco, y sobre cada uno de ellos había un busto, nos explicó el guía, que cada uno de ellos representaba a un miembro de la familia, desde el inicio de esta, los bustos en si no eran lo que llamaba la atención ni creaba el ambiente tenso, sino más bien la representación de ellos, se veían en poses y rictus de sufrimiento eterno, daba escalofríos solo de verlos, pero a la vez era muy difícil dejar de míralos, nuevamente, el guía desapareció por unos momentos, y de nueva cuenta, no había puerta a la vista.

Cuando el guía reapareció, escuche una voz de mujer en que provenía del radio que colgaba de su cinturón, la voz repetía que el grupo numero 1 había terminado el recorrido sin problemas. El guía se acercó al busto del padre fundador de la casa, lo tomo de la cabeza y la jalo hacia atrás, eso abrió una nueva puerta en la pared, al fondo de la estancia. Fue en este punto, que una persona el grupo pidió salir, el guía la miro me manera amenazante, pero le hablo de manera cortes argumentando que no había más que una salida una vez pasando de la primera estancia, y esa salida se encontraba al final del recorrido. Nadie dijo nada más, de nuevo el guía hizo una reverencia y nos invitó a pasar a la siguiente habitación, la sensación grupal ya no era de interés, sino más bien de preocupación y miedo.

Esta habitación era más grande que ninguna otra que hubiera visto, se asemejaba mucho a un pabellón de prisión, y en los huecos donde debería haber celdas, estaban convertidas en una especia de nichos que invitaban a descansar en ellos, la cantidad de arañas en esta estancia era imposible de contar y su luz roja, creaban una sensación de agobio que, combinada con las emociones anteriores, se potencializaba en todo el grupo.

En esta parte del recorrido, había paredes dobles que dividían el espacio que debió ser un patio enorme, de estas, colgaban muchísimos cuadros y fotografías de personas que me parecían vagamente familiares, al poner un poco más de atención en ellas note que eran las personas de los bustos, pero en las pinturas los detalles eran más obvios, todos ellos eran las mismas personas, en diferentes épocas, pero las mismas, la fotografía que mas llamó nuestra atención fue, la del guía del grupo!

Lo buscamos con la vista, mientras deambulábamos por el lugar, mis hermanos y yo juntos, sin lograr ubicarlo, fue entonces que comenzamos a buscar una salida de ese extraño lugar, notamos que había una puerta detrás de una gran pintura, y pensando que podía ser una salida la abrimos, dentro todo estaba lleno de polvo, había un pequeño sofá y algunos libros antiquísimos, cerramos la puerta y comenzamos a hojear los libros.

Estaban escritos en un idioma extraño, los símbolos eran muy parecidos a los que estaban tallados en la puerta de entrada, no logramos ver más porque la luz se apagó dejándonos en completa oscuridad, se escucharon gritos fuera, seguidos de un tenso silencio seguido de ruidos y gruñidos horribles, gritos y completo caos.

Nos juntamos dentro del pequeño espacio de manera instintiva, no veíamos nada en esa obscuridad, pero sentíamos que temblábamos, aun así, logramos permanecer callados y muertos miedo.

Fuera seguía escuchándose un caos de personas corriendo y gritando sin dirección, cosas que se rompían cosas y caían al piso, o se estrellaban contra las paredes, pero mas alto que todo eso, sonaban gruñidos como de animales salvajes y hambrientos, uno de ellos justo fuera de la puerta donde nosotros no encontrábamos. Nos apretamos aun mas y nos pusimos tensos, pero ninguno de nosotros hizo ningún ruido que nos delatara, y eso fue muy acertado en ese momento.

Cuando ya no hubo más ruidos afuera, encendí la lampara que siempre traía en la bolsa y abrimos un poco la puerta, salimos tomados de la mano y comenzamos a caminar en busca de una salida, dimos vuelta por un pasillo, y al enfocar la luz de la lampara vimos el fondo del lugar, ahí aparecieron unas figuras muy extrañas, grises de pies a cabeza, más parecidas a sombras, con forma humanoide pero demasiado largas para que fueran humanos, las orbitas de sus ojos vacías y las fauces completamente abiertas, tenían manchas de sangre por todos lados, y llevaba algo en las garras, una persona, pero estaba muerta y la llevaban arrastrando hacia uno de los nichos.

Por suerte, y al parecer, esas cosas eran ciegas, ya que no dieron cuenta de la luz que proyectaba la lampara, con todo cuidado caminamos hacia el fondo de la sala, cuando llegamos ahí todos nos pusimos a palpar las paredes como locos imitando al guía en las salas anteriores, la batería de la lampara fallo y volvimos a quedarnos en completa obscuridad.

No se si fue un golpe de suerte, pero justo después escuche la voz del guía que por radio avisaba, que nuestro grupo había concluido el recorrido, acto seguido, los gruñidos terminaron y las luces se encendieron. Seguimos buscando con desesperación y con el mayor sigilo que podíamos, para que nadie escuchara que seguíamos ahí, y vivos.

Una de mis hermanas se dejó caer al piso mientras se mesaba los cabellos, parecía que estaba a punto de quebrarse y ponerse histérica, sin querer, con su codo movió una pintura que estaba baja, casi a Raz del piso, y escuchamos un clic saltando una de las tablas de la pared.

Mi hermano jalo la tabla y detrás había un picaporte, lo giro y una puerta se abrió, sin pensarlo 2 veces, entramos y cerramos detrás de nosotros, en ese lugar no había luz, así que avanzamos tanteando las y tanteando las paredes, estaba polvoriento y lleno de telarañas, parecía que había pasado muchísimo tiempo sin que nadie lo utilizara, seguimos caminando uno detrás de otro hasta llegar al final.

Había una puerta, tratamos de abrirla y se atoro, mi hermano la empujo con el hombro y finalmente se abrió, ahora estábamos en un patio, por fin luz y aire libre, escuchamos los ruidos de la calle, encontramos unas escaleras, subimos llegamos a la parte alta de la barda de pierda negra, sin pensarlo dos veces, saltamos de la barda a la banqueta y salimos corriendo de ahí. juramos que nunca hablaríamos con nadie más de lo que había pasado en la casa araña, hasta el día de hoy, 20 años después que la casa abría sus puertas para alimentarse una vez más.

Fin.



 ** Este cuento es de mi autoria, no ha sido tomado de ningún otro sitio y/o autor **

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